Hay cosas que recuerdas, hay cosas que no recuerdas, hay cosas que otros recuerdan mas que tu, hay cosas que tu recuerdas al detalle y otros no, hay cosas que otros recuerdan al detalle y tu no, hay cosas que no quieres recordar, pero te acuerdas y muchas veces prefieres no contarlos, pero también a veces las cuentas, hay cosas que la gente quiere recordar y tu no y si sigo con este trabalenguas no voy a terminar nunca.
El tiempo se encarga de deformar en parte los recuerdos, a veces uno sin querer le da otro sentido a lo pasado, puede ser la manera de contarlo, el momento de contarlo, le excitación del momento, el estado de ánimo, etc., además de el o las personas que son los receptores de la narración de estos recuerdos…
Pero son recuerdos; para que sean válidos los recuerdos y relatarlos o plasmarlos en líneas como en esta deben haber testigos y de no haberlos, lo que da veracidad a estas vivencias pasadas es la imagen de la persona, su integridad, su forma de ser y para ser una persona “creible” hay que ir ganándoselo a través de los años, además de la confianza que se le tenga a la persona a la que se le cuenta estos recuerdos ... mi papá dice "¿hijo, tu crees que la gente es cojuda?” … y tiene razón, la gente no cree y no tiene porque creer cojudeces.
Claro, hay cosas extraordinarias que a uno le pasan, fuera de lo común que a uno no le creerían, pero si, en realidad si suceden y solo se creen dependiendo del grado de confiabilidad que alcanzó y supo ganarse la persona que las cuenta a través de los años.
En realidad es difícil esto de contar las cosas pasadas, cuando el tiempo sigue su curso.
También hay que tener en cuenta el énfasis que le pone uno a lo que cuenta y a quien le cuenta y que ejemplo o moraleja quiere darle a la persona que lo recibe. Es inacabable hablar de los recuerdos, como contarlos, como recibirlos, etc., es como digo yo, como hablar de fútbol, política, religión y de mujeres, es algo de nunca acabar.
Personalmente, me parece mentira estar casi al borde de los 50 años de vida, yo tengo como un reciente recuerdo a veces y/o como lejano, los días de mi juventud, los días de adolescencia junto a mis hermanos y mis padres fuertes y saludables (agradezco a DIOS, por haber vivido en una familia constituida formalmente y con los lazos de sangre y sentimientos entre nosotros, tan fuertes, gracias papá, gracias mamá, gracias José, gracias Lucho), cuando casi todo se limitaba a jugar fútbol, que sigo creyendo es la opción mas saludable a toda la “porquería” que existe hoy en día (exceso en programas de televisión, juegos electrónicos, celulares , Internet, etc.); nótese que antepuse la palabra exceso, yo no digo que la televisión sea mala, no digo que los celulares sean algo malo y mucho menos el Internet, para nadaaaaaa, pero el mal uso y/o exceso de estas herramientas hace que sea malo. Comer no es malo, comer en exceso si lo es… ese es un pequeño ejemplo de lo que quiero dar a entender.
El paso de la edad en las personas, es algo que hace que los recuerdos se deformen, casi siempre (no en todos los casos), y a veces las personas de edad avanzada dependiendo de su carácter (viejo/a aburrido/a y/o alegre) hace que los recuerdos se cuenten y se reciban como anécdotas graciosas, que creo que es como se deben tomas las cosas, son vivencias, es la vida misma. Mi papa dice: “En mis tiempos, las vacas eran mas gordas, daban mas leche; en mis tiempos las papayas eran mas grandes, en mis tiempos sobraba la comida, los camotes y las paltas, para los chanchos, en mis tiempos la luna alumbraba mas …”, es algo que nunca olvidare de mi padre, su forma humorística de contar las cosas y ahora que estoy “tratando de tratar” de hablar de los recuerdos, me parece que hablar de él es algo que no podía dejar de hacer en estas líneas.
En realidad, hablar de esto, se me ocurrió en un momento que he pensado que ya es momento de escribir en mi blog oficial, y lo estoy llamando “LOS ¿RECUERDOS? – PARTE 1”, pues seguiré escribiendo sobre esto.
Gracias por leerme, es la primera publicación en mi blog, espero comentarios y prometo, cuando tenga tiempo, mejorar la apariencia del mismo.