sábado, 12 de noviembre de 2022

FELIPE MARTÍN, SAN MARTÍN DE PORRES Y DEMÁS RECUERDOS




 Claro que lo sé desde siempre... Una foto dice mucho y a la vez, nada, sobre el estado de salud de una persona...

Muchas veces y casi siempre, la procesión va por dentro...


Nuevamente a la Clínica u hospital, hoy toca clínica…

Esto ya cansa; estos años en los que no trabajo, tengo mas ocupaciones que cuando trabajaba diariamente…

Extraño esos avatares, la obligación de al menos tratar de llegar a la hora al trabajo (cuando tenía horario de entrada), el correteo con la movilidad, micro, taxi o lo que sea, menos comprarme un auto y manejar… así tuviera un carro no manejaría (y lo tuve, también combi), no me gusta hay que tener paciencia y yo no la tengo y si estuviera manejando y me viera dentro de un tráfico en el que no puedo salir, me imagino saliendo de mi carro y parado calato encima del techo (es un decir), por la desesperación de no poder avanzar. Ahora veo el ir y venir de la gente, simplemente los veo… ya no formo parte de esa masa pero también en estos años que muy tempranamente he dejado de trabajar, me pregunto ¿no es una rutina lo que hacía, todos los días?, ¿No era aburrido también?, ¿No estaba, muchas veces cansado de eso?... ahora tengo una rutina también, sólo que han cambiado los lugares y en vez de oficinas, computadoras y diversión son los hospitales, exámenes médicos, pastillas y aburrimiento total.

Lo malo de todo esto es el resquebrajamiento de la salud eso es lo que molesta, lo demás está tranquilo, mi conciencia, mi pasado también, con el único error de haberme casado alguna vez y haberme comido el cuento del matrimonio que me costó un gran perjuicio económico.

Ahora lo que empiezo a vivir es una etapa muy dura, no por vejez (para la que nadie nos prepara) sino por una enfermedad y para mi desgracia, degenerativa… jamás me imaginé que esto me pasaría.

Claro, no hay cura para la enfermedad, pero la ciencia está avanzando a una velocidad increíble, lo que hace suponer que me encuentro en el momento justo para al menos poder paliar en algo los síntomas de esta terrible enfermedad, tal como me salvé de la poliomielitis, en mis años de niñez a comienzos de los años 60, teniendo en cuenta que en USA habían autorizado la vacuna preventiva inyectable del Dr. Salk en Abril de 1957 y la vacuna oral del Dr. Sabin en 1962 (año en que yo nací), se hicieron en el Perú muy rápidamente, las gestiones para adquirir la vacuna, siendo uno de los primeros países en Latinoamérica en hacerlo… Años después, creo a los cuatro años, antes de operarme de una hernia inguinal, tuve problemas de movilidad con una de mis piernas y si no hubiera sido vacunado a los meses de nacido y con las dosis correspondientes, lo más probable era que me hubiera dado esa enfermedad (aún recuerdo el primer indicio, fue una noche que papá y mamá me llevaron una madrugada al Hospital de Emergencias Casimiro Ulloa de San Antonio en Miraflores, lo recuerdo clarísimo, fue creo la primera vez que veía que algunos semáforos parpadeaban sus luces a esas horas), después, menos mal que no hubo progreso de la enfermedad… De verdad que me salvé… Gracias mamá, gracias papá…

El Jueves 03 de Noviembre, siempre lo recuerdo, se recordaba un año más de la  muerte de San Martín de Porres; a él le debo mi segundo nombre, pues fue canonizado el 09 de Mayo de 1962, un mes y veintidós días antes de que yo naciera.

El recuerdo me viene porque, cuenta la historia, que se dedicaba a cuidar enfermos y me imagino, ¿Cómo sería en aquellos tiempos, estar postrado y en cama?... Debe haber sido algo muy terrible, sin esperanzas de sanar algo que tal vez en nuestros tiempos se cura con un par de inyecciones, sin medicinas, sin nada, sólo esperando y hasta rogando, los que creen en Dios, que la muerte se los llevara.

Sin nada que ver, sólo la pared; en un cuarto maloliente, me imagino; sin nadie con quien conversar, sin nadie que te atienda con comida, agua, alguna pastilla para el dolor, con calor o con frío, según la estación, ¡que terrible!... Aunque pensándolo bien, ahora en el siglo XXI, 500 años después, ESSALUD es algo parecido… No hay citas con los médicos, no hay medicinas, el 90% de los gastos de mi enfermedad, los cubro con mi propio peculio…

De hecho que en los años de San Martín de Porres (que aún no era santo), no había, médicos ni medicinas.

Si ahora recordando, en los años de mi niñez usaban cosas como la Thimolina Leonard, Agua Florida, Vinagre Bully, Frotación Charcot, Mentolathum, (Yo uso Vic Vaporub, porque huele rico), trementina, etc. 

Recuerdo la botica Portugal, a una cuadra de mi casa, doblando a la izquierda, en la Av. Benavides al costado de la tienda de la señora Felipa, la botica Malqui que quedaba y creo que aún existe, en la cuadra 11 de Benavides, por dónde quedaba el fenecido y posteriormente derruido cine San Antonio, por el Parque Reducto N° 2, (que era nuestro bosque cuando fui niño, con mis hermanos) mas allá de lo que sería la Vía Expresa, mi parque de columpios que tuvieron que destruir para hacer ese “zanjón”, dónde siempre se le caía el sencillo o monedas en la arena a las personas mayores, cuando hacían sus ejercicios, recuerdo que escarbaba en la arena y encontraba ese dinero…

Yo menciono estas cosas porque las recuerdo muy claramente, servían para aliviar los dolores de cabeza, bajar la fiebre, aliviar el resfrío, dolor de huesos y cosas así… Ahora me parece que sería ridículo usar cosas como esas porque no servirían para aliviarte nada.

Cómo dije líneas arriba: un par de inyecciones o unas cuantas pastillas y hasta dicen, la marihuana por estos tiempos, servirían de mucho alivio…

¿Cómo serían las extracciones de piezas dentales?, ¿Había curaciones?... Yo recuerdo ya joven o adolescente en el año 1978 exactamente en el verano, justo el año que iba a terminar la secundaria, fui a hacerme un tratamiento dental completo, claro pagado por mis padres y para hacer una curación me adormecían toda la cabeza… Ahora no es así, la odontología se ha modernizado de tal manera que hacen cosas impensadas hace 50 años y hasta diría que los odontólogos son una especie de arquitectos, de especialistas en estética, de constructores, etc….

Mis saludos a los médicos odontólogos, Luis Arce, Pedro Russac y Luis Villacorta, que deben estar leyendo estás líneas, yo le tenía y aún quedan rezagos del terror que tenía, hacerme una curación, extracción o arreglo.

La ciencia ha avanzado para todos y en todas las especialidades médicas, una de ellas es en el campo de las enfermedades neurológicas, los avances son tremendos y por ello mi confianza de vivir algunos años mas con al menos algo de calidad de vida y no terminar arrastrándome,  (empezaré algunos exámenes para someterme a una operación de DBS y espero calificar para ello y convertirme en una especie de Cyborg = criatura con componentes biológicos y mecánicos); aunque pensándolo bien, ya me toca contar los años que me quedan por vivir, ya viví... siempre voy a recordar lo que es la carencia de zapatillas para hacer Educación Física en el colegio y después tener todas las que quería, tuve la suerte de haber tenido buenos trabajos a pesar de no haber obtenido un título en la Universidad y los daños y beneficios colaterales que viví, he jugado fútbol, que es la mayor alegría de la vida, también fulbito, cuando los años empezaron a acumularse, claro que también he tenido años muy malos laboralmente… He vivido bien, pudo haber sido mucho mejor (te escuché una vez decirlo JCA, el año 2018, no sé si para tus adentros o para mí… “se pudieron hacer tantas cosas”, refiriéndote al trabajo, pero no me quejo… (aunque me inquieta mucho saber como terminaré)…

La otra parte a la que me queríar referir ahora que pensé en San Martín de Porres, es que para los que están muy enfermos (sin náuseas, mareos y dolores, es decir, parcialmente sedados) pueden ver por la televisión la película que les de la gana, se comunican con quien quieran, no hay motivo para aburrirse, escuchar cualquier música, hay de todo para vern fútbol, programas cómicos, películas de toda clase, del recuerdo, noticias que te revuelven el hígado y todo el sistema digestivo y hasta urinario (yo evito ver eso, sobretodo los detalles), reírse con los partidos del Alianza en la Copa Libertadores, etc....

En fin, el jubilado, el que no tiene buena salud, el que tiene dolencias propias de la edad que nos llega a todos, no tiene como, ni por donde aburrirse, en mi caso, con Parkinson, es algo complicado pasarla tranquilo, pero se hace lo posible y va mi agradecimiento a las personas de los diferentes grupos, amistades, ex compañeros, de estudio, de trabajo, de juergas, de fútbol, fulbito y de todo lo demás por su constante aliento y buenos deseos (como dice Jorge “Pelo” Madueño en parte de una de sus canciones) “…en estos jodidos tiempos que nos tocan por vivir…”… FMVA…