jueves, 2 de marzo de 2023

TÍMIDO, FOREVER


Le decíamos paradero 26... Baja en el 26!!!... era el paradero en el que me bajaba, mas atrás, sin ningún orden numérico, estaban el paradero 31, el paradero 41, la curva de las lechuzas, maderas, etc.... 

Un tiempo, entre la curva de Nueva Esperanza y lo que hoy es un Centro Comercial, tú conoces de que sitio hablo ¿recuerdas?, por el Plaza Vea, por el grifo. (mensaje implícito, criptográfico o como quieran llamarlo)... hicieron una buena pista de entrada a San Francisco de la Tablada de Lurín, con barandas. Con el tiempo en dos accidentes, se volaron la baranda por dos sitios diferentes y ya se imaginarán a lo que voy…

¡Bajan en la baranda rota!, entonces el chófer y/o el cobrador replicaban “cuál, ¿baranda rota uno o baranda rota dos?”...

Todas las unidades de transporte público eran conocidas, hasta tenían su nombre... "Chiqui Chiqui" (por que así sonaba ese vehículo cuando andaba, de tan grande y viejo, casi sin iluminación interior y el dueño estaba orgulloso, pues inclusive mandó a pintar en una parte lateral del bus, ese apelativo),  "Arita" (publicidad de carrocerías Arita donde repararon aquel carro), entre los que más recuerdo y sobre todo el primero de donde tengo una anécdota, experiencia o como se quiera llamar qué contaré en otra ocasión... 

No había luz, no había delincuencia, al menos como ahora; eran aproximadamente diez cuadras que debía caminar de subida, para llegar a mi casa... casi en completa oscuridad, eran los años 1974 y 1975, tenía 12 y 13 años, llegaba en las noches del colegio alrededor de las 20.00hrs. o más, estudiaba la secundaria en la GUE Ricardo Palma en Surquillo. Para ser más exactos, el año 1974, me esperaban muchas veces papá, mamá, sobretodo en las noches tan oscuras de invierno, el año 1975 ya regresaba solo.

Ella era del grupo de la hermana mayor de mi amigo de niñez,  "Calambrito", la veía todas las tardes cuando cada quien iba a su colegio, pero en las noches, venía sola y también bajaba en el paradero 26... De los cinco días de la semana, la veía al menos cuatro y cuando no la veía, me sentía vacío y pensaba ¿Habrá subido a un carro antes o tal vez subirá en el carro después de éste.... Flaquita, piernas largas, delicada al hablar, no se porque me gustaba su risa... 

Era fácil encontrarla, las unidades de transporte eran contadas, no había tanto tráfico... Yo abordaba el microbús, en el cruce de la calle Junín con la Vía Expresa en Surquillo, ella subía en el óvalo de Higuereta que era por donde quedaba su colegio ... 

Ha pasado mucho tiempo, jugamos fútbol varios años con su hermano ya fallecido, a veces veo a una de sus hermanas y nos saludamos... 

Ella se casó hace mucho tiempo, tiene hijos grandes y con su esposo también hemos jugado fútbol, (también falleció, en la Pandemia)... en diferentes equipos y hasta nos llamaron a la selección de fútbol de la Tablada pero llegamos a jugar juntos por el Comité Vecinal N°26 (Que era como nos organizábamos antes)... a veces coincidíamos con él, antes que falleciera y nos saludábamos... 

También la he visto con sus hijos… a veces coinciden nuestras miradas sin saludarnos y los años no la maltrataron, aunque ahora tiene un poco más de caderas y piernas, diría que se ve tan bien que supera su apariencia de los años 70, claro que con el peso y paso de los años se ve diferente...

Tiene por lo menos dos años de edad mayor y también ese tiempo era más alta que yo... 

En las noches, que nos encontrábamos y regresábamos a casa, caminábamos un aproximado de diez cuadras sin hablar separados tal vez por un metro o metro y medio de distancia, era casi tan sepulcral el silencio que nos envolvía que creo que ambos escuchábamos nuestra respiración y la respiración de la otra persona... 

Nunca le hablé, nunca me habló, nunca nos hablamos...